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Vamos al bosque


Si el sueño o el paraíso se cruzan por el camino de sensaciones que trazamos al escucharla, será por el efecto de lo sonoros o un traslado psicodélico a los sesenta. Trataremos de descubrir en Apuntes spinetteanos, de qué se trata ese camino.


Por Matías Rótulo
En "Vamos al bosque", el paraíso se entremezcla con los temores del sueño, con el mito bíblico, con la mujer inalcanzable en tono romántico.

En el Génesis bíblico (28:11) Jacob tuvo un sueño:

"Y llegó a cierto lugar y pasó la noche allí, porque el sol se había puesto; tomó una de las piedras del lugar, la puso de cabecera y se acostó en aquel lugar. Y tuvo un sueño, y he aquí, había una escalera apoyada en la tierra cuyo extremo superior alcanzaba hasta el cielo; y he aquí, los ángeles de Dios subían y bajaban por ella..."

Bajo esta misma idea puede ser interpretada la canción "Vamos al bosque" del disco Spinettalandia y sus amigos del año 1971 ya que la idealización de lo divino, lo onírico y hasta el espacio ideal (quizás el "Jardín del Edén", también del Génesis) aparecen construidos bajo el tono romántico del sentimiento inalcanzable hacía una mujer lejana, donde el arte reconstruye la pena de manera narrativa y poética:

"Mientras uno las mitades,
voy encontrando la mitad del cuento"


Planos
Como si fuera un juego de planos, tal como El Jardín de las Delicias de El Bosco, la obra lírica, la letra de la canción se centra en la perspectiva desde la mirada del yo lírico, quien oficia como el sujeto que desea depositando sus anhelos en aquello que procura: la mujer. Desea ir al bosque con alguien ("vamos al bosque, nena" se reclama en la letra), mira desde su perspectiva a aquel a quien sigue mirando, que puede ser o no aquella nena con la que desea ir al bosque. Nunca vemos lo que mira esa voz lírica, porque lo que mira es transformado en narración, en palabra que ilustra.
"Sigo mirando hacía ti", la perífrasis nos da una idea de continuidad de la acción, de un acto que se sostiene en un tiempo extendido y con origen desconocido. El tiempo es un plano que en la tercera estrofa se sitúa en un nuevo plano: el sueño.

"Sigo mirando hacia ti,
te encuentro en la mitad del sueño" (Estrofa 2)

lo cual nos revela que aquella escalera, tal como si fuera el sueño de Jacob, también estaba en el plano del sueño:

"Sigo mirando hacia ti,
las escaleras son un tanto largas" (Estrofa 1).

La "nena" está en una posición apartada, en el sueño que la convierte en una imagen inconsciente e inconsistente. El plano del espacio se concreta con la mirada de lejos donde el yo lírico está apartado del tú lírico (la nena) está del otro lado de la escalera. El esfuerzo de la subida no se compara con el esfuerzo de la bajada. Las sensaciones táctiles se posicionan en el plano del individuo al igual que el deseo y la mirada. El frío se aleja del calor del sol (como el Infiermo está lejos del Sol del Paraíso, de Dios), y el camino como en la Biblia o en la Divina Comedia es una elección humana (el buen camino o el mal camino).


La mujer idealizada
Suponemos que así como Dante idealiza a su Beatriz y la ubica en la cima del "Paraíso" en la Divina Comedia (recordemos que el bosque podría ser el lugar idealizado como el Jardín del Edén o en este caso el Paraíso dantesco), y siendo el Paraíso un camino elevado, aquella "nena" podría estar del lado de arriba. El llamar "nena", no se plantea en tono solamente cariñoso, sino que también hay una sustitución idealizada por el rock: el "tú nena" refiere a la mujer fuerte pero en la denominación infantil para equilibrar la dureza por parte del rockero, por ejemplo. El camino correcto a seguir es el de buscar el espacio ideal, un espacio ideal construido con aquella mujer idealizada, pero además con el amor:


"Dame tu amor, Uh! Vamos al bosque, nena!" 


Conclusión
El amor es la búsqueda de aquello soñado, pero es un amor difícil de conseguir porque se mueve entre la realidad y el sueño (el sueño es una realidad en sí mismo). El bosque es un espacio ideal de placer, como si fuera el Jardín del Edén, pues es generado por la imaginación de lo perfecto, que a su vez nos fue construido a partir de mitos conocidos: los mitos bíblicos, el Paraíso dantesco, los espacios utópicos, etc.



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