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Paulo Coelho no tiene la culpa

Paulo Coelho no es un mal escritor. Lo digo sin vergüenza y me someto a cualquier jurado, y debato con cualquiera, empezando por Mercedes Vigil.  El problema lo tienen quienes lo leen.   Por Matías Rótulo No entienden que su simpleza, criticada injustamente, obedece a que el mundo es estúpido, perdón, la gente lo es, y que por lo tanto merecemos una literatura así. También merecemos el fútbol, los juegos de azar, la televisión, el fin de semana del patrimonio, las carreras 4k, 5k, 6k 182k que se hacen todas las semanas, haciendo que la gente pague para correr sabiendo que no va a ganar nunca el primer lugar. Que pague sabiendo que se puede correr libremente, sin apuro y sin controles en la hermosa Montevideo. Que pague al igual que pagan por los libros de Coelho siendo que tienen la explicación y análisis de la obra en Rincondelvago con sólo buscar información sobre alguna obra de Shakespeare, Calderón, o inclusive Auster, dado que Coelho vive rindiéndole homenaje a lo ya escr

Vas a iluminar la casa

Garo testimonia en su primer disco solista, en tono melancólico de guitarras porfiadas, algunas historias que son heridas abiertas.  Son heridas físicas, morales, pero particularmente golpes en las rodillas de una sociedad que por momentos parece no poder levantarse. L a publicidad de una radio me dio una dirección de Montevideo: “Andes 1206”. Ahí funciona hoy una empresa, y la rutina del tiempo no dejó rastros de aquella casona de principios de siglo XX. “ La Tribuna Popular titula hoy 'El amor que mata'”. Aquel “hoy” cantado por Garo y recortado del inicio de la canción promocional para la radio es el 7 de julio de 1914, el día después del asesinato de una mujer y el suicidio de su matador.  La publicidad era sobre la obra de Garo Arakelian, quién lanzó su proyecto solista llamado Un mundo sin gloria , editado por el sello Bizarro este año . En una narración prolija, sin abuso de mensajes cifrados, “Andes 1206” no refiere al lugar, a esa empresa céntrica de ho

La pasión de María

Cuento inspirado en una novela de Máximo Gorki. “ Todo su cuerpo con espinas y a mí me siguen las moscas” (Rodolfo Páez: “Polaroid de Locura Ordinaria”, Ey! , 1987) Por Matías Rótulo  Sale vapor del Samovar. Las ideas vuelan como aquellas moscas que van desentendidas del mundo en el cual les tocó vivir. De ser una mosca, yo sería una mosca espía. Tendría una visión múltiple, y lo que quisiera ver lo confirmaría mil veces, lo volvería a ver para asegurarme de lo visualizado. Pero sería una mosca, y no tendría idea de mí misma ni de mi visión múltiple. Mis alas no servirían más que para volar. Nosotros los humanos soñamos con volar y ellas vuelan pero no lo disfrutan, no lo sueñan, pues Dios no se los permite. El vidrio se empaña y observar el afuera es un dolor en mis cejas que se fruncen tratando de descubrir una figura. Es una mujer. Una mujer que se acerca con bastón. No le puedo ver sus ojos, porque apenas logro identificar una prenda blanca. La mujer sigue y descu

Delmira sin letras

Foto de Matías  Rótulo (marzo de 2012)  La niña de las bellas letras uruguaya, Delmira Agustini tiene una piedra en homenaje al lado de la Rosaleda en el Prado montevideano, ahí en la avenida que lleva el nombre de la poeta. Pero hay un detalle, justo el nombre de la escritora, no tiene letras. Se lee "D l  i Agustini". Quién iba a decir que a Delmira le faltarían letras.

Matemos a Delmira

Por Matías Rótulo (publicado en Voces 436) “En el silencio siento pasar hora tras hora como un cortejo lento, acompasado y frío…” Delmira Agustini ¿ Quién quiere un conjunto de poemas anacrónicos y exquisitos, de una sensualidad sin cuerpos fotografiados y detalles de lujosa lujuria? Esos poemas ni siquiera sirven como los fragmentos de palabras adjudicadas a Cortázar, Borges, o Benedetti utilizados como pancartas de declaración de política barata en Facebook . Su poesía no es políticamente correcta, porque se impuso ante la civilizada sociedad del novecientos con poemas escandalosos pero admirados internacionalmente. No son poemas efectivos en estos tiempos de sencillez, porque el canto que Delmira hizo al amor se elevó al Dios Eros, la muerte no se lloró más que en metáforas sobre la frialdad de los cortejos, y el sexo son llaves entrando en cerraduras (“ Amor, la noche estaba trágica y sollozante/ cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura”. Poema “El In

Relojes

Noche del 5 de julio de 1914. Toc Tic Toc Tic "Delmira, buenas noches, ya vendrá tu padre a saludarte" "Gracias madre, lo esperaré" Tic Toc Tic "Buenas noches nena, bendiciones" "Buenas noches papá" Tic Toc "Escribiste" Tic Toc "Veo que escribiste" Tic Toc "Si papá" "Ya casi es medianoche nena, dormí" Tic Toc Tic "No sonó el reloj de la medianoche" "Es cierto papá, no sonó" "La casa se puso fría" Tic Toc Tic "Volvió a la vida papá" "Si. Volvió a la vida, el tiempo no puede morir, avanza hacía el mañana" "Mañana papá, saldré un momento" Tic Toc Tic Toc Tic Toc Tic Toc "Está cada vez más frío Delmira" Tic Toc Tic "Buenas noches papá" Tic Toc Tic Toc Tic Toc Tic Toc Madrugada del 6 de julio de 1914. Por Matías Rótulo

Como dos ratones (obra teatral)

Y cuando el mundo se caía a pedazos, corrió el telón de la ratonera y los roedores salieron a escena.  La máquina de humo emitía un gracioso sonido, dulce, constante, como si fuera las entrañas mismas de una bestia enamorada chillando y escupiendo agua evaporada de lado a lado del escenario minúsculo. El sonido se sentía cada vez que salía el humito.  La ratona empezó su discurso sobre la idea de los átomos que se le cruzan a una chica de dieciséis años en el momento justo de ser besada por primera vez. El ratón tenía que dar dos aplausos de fondo, al fondo del escenario, empezando su actuación de espaldas al público, debía hacer un gentil saludo, sacarse el sombrero y agitar el bastón. La ratona protagonista lo miraría interrumpiendo su diálogo y sonriendo mientras salían de cada lado dos ratoncitos vestidos de jirafas: los cuellos fueron hechos de zanahorias secas. El ratoncito tenía marcado tomar de las manos a la ratoncita. La tomó de las manos… Escena única La escena

El orgasmo del fútbol

Eduardo Galeano en el cuento “El gol” ( del libro El fútbol a sol y sombra ) intenta explicar qué es un gol. Dice “el gol es el orgasmo del fútbol. Como el orgasmo, el gol es cada vez menos frecuente en la vida moderna.  Por Matías Rótulo Hace medio siglo, era raro que un partido terminara sin goles: 0 a 0, dos bocas abiertas, dos bostezos”. Si el gol es el orgasmo del fútbol, el bostezo del que habla el narrador del cuento de Galeano es la ruptura próxima de una pareja que está en crisis. Dos bocas abiertas que se besan, que cruzan saliva pero sin pasarse pasión alguna. El fútbol es como la relación de los novios famosos cuyas intimidades son contadas por Jorge Rial en la televisión. Hay periodistas deportivos que se ocupan de eso, de las intimidades, de los pormenores noticiosos, del chusmerío detrás de la pelota. Pero del fútbol, de la moña, la chilena, y el penal ¿se ocupan? El fútbol hace girar la pelota en el medio de un mar de sangre: en una cancha de fútbol d

Los muertos y los moribundos

Esta es una historia donde ambos mundos, los de la vida y la muerte se unen en un mismo sujeto, un poeta que narra las sensaciones de las almas mientras esperan el descanso definitivo.  Los muertos celebran su cumpleaños llorando.                       Miran desde el más allá a sus esposas desnudas encima de otro hombre.                                   Notan a sus hijos riéndose en fiestas musicales sin acordarse de ellos, a sus esposos regalándole las flores que nunca les regalaron a ellas. Salvo -claro está-, cuando se dignaron a poner una rosas rojas en la tumba. Los muertos ven desde el más allá cómo sus cadáveres son mordidos por gusanitos. Orinados por ratas. Violados por marmotas.    Los muertos se miran en el espejo y descubren que por la comisura de sus labios se dibuja una sonrisa           con dientes                             con lengua desgarrada                                                                 con hematomas violeta. 

La niña del saco rojo

Telón telón, sonrisa de papel la niña del saco rojo, choca sus lindos pies papel papel, la niña del saco rojo aprendió de sus líneas: sabe vivir sin leer manzana manzana, blanca por dentro como tu nueva piel mañana de mañana abrirás los ojitos volverá el amanecer canción canción, amor de madera la niña del saco rojo, de noche actúa, de día vive su mejor papel. Poema escrito en 2007. Por Matías Rótulo (Dedicado a la pequeña actriz)